lunes, 22 de febrero de 2010

AREQUIPA-CHIVAY-VALLE DEL COLCA - Parte I

Miércoles, 19/08/2009
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Las 08.30 am es la hora establecida por la agencia de viajes para recogernos en nuestro alojamiento e iniciar la marcha hacia el cañon del Colca. Pasadas las 07.30 am estamos todos listos para desayunar en el comedor del hotel que se ubica en la misma planta que la recepción y la sala para uso libre de internet. El empleado que ha realizado el turno de noche, como pudimos comprobar la tarde pasada, es más bien “corto” de entenderas y no es capaz de dar respuesta útil a nada que se le pregunta, entre otras cosas la falta de conexión a internet para poder realizar unas consultas.
Menos mal que Carol ya ha comenzado su turno de mañana y es quien nos sirve los desayunos. En casi todos los sitios de este corte están normalizados y se componen una vez más de mantequilla, mermelada (piña y papaya), panecillos, café, leche, mate y como sorpresa agradable zumo natural de papaya. Se pueden pedir huevos revueltos como extra por 2 S/. más (no llega a 0,50 €), algunos de nosotros hacemos uso de la opción. Como hay tiempo varios componentes del grupo, faltos de efectivo, salen a la propia calle del hostal, ya que habíamos localizado una sede del BCP allí mismo. En la acera una multitud de gente se agolpa a las puertas de un edificio público dónde al parecer se emiten documentos oficiales (no sábemos que tipo) pero es así porque nos ofrecen varias veces servicio para hacernos fotografías tamaño carnet y lo mismo ofrecen a la gente que se incorpora a la fila o pasa cerca de ella.
A las 08.45 am llega el autobús a recogernos; ya nos habían avisado de que probablemente seríamos de los últimos y el pequeño retraso era previsible. Cargamos las “morcillas” en la parte baja y abordamos el microbus, ya que se trata realmente de eso, al disponer éste solamente de 18-20 plazas. Recorremos las calles de Arequipa y recogemos a dos últimos turistas. El grupo es heterogéneo y se compone de españoles (la mayor parte), una pareja de italianos y dos chicas colombianas. En total somos 14 personas, más el guía que se llama Juan Pablo y el conductor, Aurelio.
Antes de abandonar Arequipa, casi en el límite de la población, hacemos una parada muy rápida para que quien lo desee pueda ir al baño o tome un mate de coca. En el día de hoy pasaremos de los 2.300 metros de altitud a los más de 4.000. Mientras Nacho entra en una tienda, Cristina e Isabel adquieren unos chullos típicos muy coloridos (gorros peruanos de lana, con orejeras) a una señora que ofrece sus productos en la calle, al lado de tres militares. Nacho vuelve, acaba de adquirir una bolsa de hojas de coca. En el país son legales, y se mascan para contrarestar los efectos del “soroche” o mal de altura. Los propios militares le explican como han de colocarse las hojas dobladas alrededor de un pequeño trozo de piedra de ceniza volcánica (también incluido en el pack). Se introducen en la boca, próximas a las encías y se deja que vayan liberando los jugos. Reparte hojas para todos, excepto para Oscar y Alberto.
Ya de camino de nuevo, la carretera se convierte en una continua subida que presagia el gran desnivel que hemos de superar. Dejamos a la derecha las cumbres nevadas del Misti y el Chachani, vistas tan de cerca impresionan aún más. Juan Pablo nos explica el origen del nombre de la ciudad Arequipa. Hay dos versiones. Una dice que antiguos ocupantes de la zona que parlaban lengua aymara, pusieron el nombre a la ciudad por el significado de las palabras “ari” (cima) y “quipa” (que está detrás) y de ahí que el topónimo haga referencia a la situación de la población tras la cima cónica del Misti. Otra versión, dice que el cuarto manco, Mayta Cápac, quedó maravillado mientras viajaba por el valle y ordenó detenerse a su comitiva diciendo; “Ari, quipay” que en lengua quechua significa “Sí, quedémonos”. En cualquier caso, no deja de resultar curioso el origen etimológico de algunos nombres en este país.

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