lunes, 22 de febrero de 2010

CUZCO - Parte II

Lunes, 24/08/2009
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Decidimos darnos una vuelta por Cuzco e intentar alquilar un vehículo para recorrer el valle sagrado el día siguiente. Tenemos que acercarnos a la agencia de Nacho para concretar los detalles del trekking que va a hacer. Salimos del hotel. Al atravesar la puerta de madera dejamos esa tranquilidad y relajación que se respira en el patio de la casa colonial. Nos aventuramos a las calles de la ciudad. Ruidosas, populosas, sucias. El suelo está adoquinado y a juzgar por el desgaste y pulimento de muchas de las piedras parece que ha sido pisado ininterrumpidamente desde la época de los conquistadores españoles.
Camino de la plaza de Armas atravesamos la Plaza de San Francisco que da cabida a un monasterio e iglesia del mismo nombre. Más adelante atravesamos la Plaza Regocijo, con un parque central donde convergen gran cantidad de turistas. Vemos un pequeño patio donde se concentran los rentings más importantes de coches. Están cerrados. Desinteresadamente un dependiente de una tienda próxima intenta localizar al empleado pero no da con él. Volveremos luego, no tenemos tiempo que perder.
Cuzco es conocido por todos los peruanos como “Cusco”, y así es nombrado y escrito en todos los sitios. Se halla a 3.326 metros de altitud y cuenta con 325.000 habitantes. En su día fue capital del imperio inca. En la actualidad es la capital arqueológica de las Américas y la ciudad del continente que más tiempo lleva habitada. La leyenda cuenta que en el siglo XII el primer Inca rey, Manco Cápac, recibió el encargo de Inti, el ancestral Dios del Sol, de encontrar el ombligo de la tierra (“Qosq´o” en quechua, del que deriva su nombre actual) donde debería hundir una vara dorada en la tierra hasta verla desaparecer. Cuando Manco lo descubrió, allí fundó la ciudad que se convertiría con el paso del tiempo en la capital del mayor imperio de las Américas.
Accedemos a través de una calle a los soportales de la plaza de Armas. En su centro ondean dos banderas; la peruana de colores rojo y blanco, y la bandera del arco iris del Tahuantinsuyo, que representa las cuatro regiones del imperio Inca. Ya me había documentado al respecto y lo comento con los compañeros para que no confundan con la bandera del orgullo gay, muy similar. Todo el contorno de la plaza de Armas está rodeado por arquerías coloniales. En el lado nordeste destaca la imponente catedral flanqueada por dos iglesias y la escalinata que da acceso a ella. En el lado sudeste, sobresale la fachada profusamente ornamentada de la Iglesia de la Compañía de Jesús.
Enfilamos una de las cuestas que salen de la plaza en dirección a San Blas. El objetivo localizar la calle Canchipata, concretamente el edificio donde se encuentra la agencia http://www.pie-peru.com/index.php. Pasamos por la fachada del Museo Inka, en cuya entrada la fantástica efigie de un guerrero parece cobrar vida. A través de callejuelas estrechas y empedradas llegamos a la Plaza de las Nazarenas. Poco después una infernal escalera que nos corta la respiración nos lleva hasta el sitio que buscamos
Al llegar preguntamos por Katherine. Nacho le plantea la posibilidad de que nos agencie un transporte para poder recorrer el día siguiente el valle sagrado. Catherine hace una llamada a su chófer habitual. Nos cobra 350 S/. por alquilar su furgoneta, incluido conductor, durante el período que va de las 07.00 a las 18.00. Recorreríamos; Chinchero, Maras, Moray, Urubamba, Ollantaytambo y Pisac. Nos parece una buena opción, porque así viajaríamos a nuestro ritmo y lo más importante lo haríamos todos juntos en el mismo vehículo. Cerramos el trato y quedamos con Edwin (así se llama el chófer) en el hotel donde nos alojamos a las 07.00 de la mañana del día siguiente.
Pregunto a Katherine si puedo hacer una llamada para localizar al personal de nuestra agencia para concretar con nosotros los detalles del Camino Inca, que iniciaremos el jueves. Amablemente nos cede el teléfono. Hablo con la agencia (“Cusco Explorer´s”) y nos citamos con su personal en nuestro hotel en media hora.
Dejamos allí a Nacho con sus asuntos y el resto nos dirigimos de vuelta a “Los Niños 2”. Al llegar comprobamos que Juana (agente de “Cusco Explorer´s”) nos espera. Nos detalla el programa de los 4 días que durará el camino inca, indicándonos duración y longitud de las jornadas, actividades, ropa y utensilios a llevar en la mochila, horarios de recogida y de vuelta a Cuzco. Alquilamos sacos de plumas para todo el trekking por 60 S/. cada uno (14,30 €) y abonamos lo que nos queda por pagar de la excursión (ya desembolsamos hace meses una cantidad por hacer la reserva).
Cuando despedimos a Juana aprovechamos para tomar el sol en el patio del hotel y comernos los snacks comprados el día anterior. Cristina recibe un SMS de Nacho en el móvil. Nos espera en la plaza de Armas. Nos dirigimos allí y le encontramos sentado en un banco, disfrutando del lugar mientras un limpiabotas trabaja sobre sus zapatos. Todos juntos damos una vuelta contemplando las formas arquitectónicas de arquerías y fachadas que rodean la plaza y el animado ambiente que se respira a estas horas. Cuzco es una ciudad muy turística y rebosa vida por los cuatro costados. La temperatura, excelente; se puede ir perfectamente en manga corta.
Salimos de la plaza por el sur para entrar en la Avenida del Sol, corazón comercial de la ciudad. En ella el tráfico es intenso, contaminante y ruidoso. Una especie de mimo equipado con un cartel rotulado trata de aleccionar a los transeúntes para que hagan uso del “crucero peatonal” (paso de peatones). Mejor hacerle caso, cruzar las calles aquí de cualquier manera es jugarse el físico. Entramos en una sucursal de BCP a sacar dinero en efectivo del cajero.
Cruzamos la calle para cambiar a dólares, Nacho los necesita para hacer algún pago en su trekking donde solo admiten este tipo de moneda. En la casa de cambio rehúsan cogernos algún billete peruano. Dicen que son falsos. Extrañados volvemos a cruzar la calle. Contamos en el banco lo sucedido y nos confirman las sospechas. Los billetes han sido falsificados. Los compañeros que hemos sacado del mismo cajero entregamos los billetes para que los examine el personal del banco y descartar más imitaciones. Nos confiesan que a veces pasa. Nos los cambian sin problemas. Ahora entiendo porque miran y remiran los billetes en cualquier pago que efectuamos en metálico.

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