lunes, 22 de febrero de 2010

LIMA - Parte IV

Sábado, 15/08/2009
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Antes de despedirnos de Roberto nos advierte para que no exhibamos las cámaras de fotos y de vídeo por la calle; no hay tanta seguridad como en las zonas más turísticas y puede resultar problemático hacerlo. Nos dirigimos a comer, a un restaurante llamado Mary, recomendación de Roberto. Son casi las 14.30 y el sitio está abarrotado, no hay mesa. Nos indican que tienen un segundo local a dos cuadras, nos vamos para allá. Aquí hay más suerte.

Pedimos cerveza del país, Cusqueña, en botellas de 640 ml. (6 S/.-1,45 euros). La bebida no se debe pedir fría, te la sirven del tiempo, hay que pedirla helada, para que esté fría de verdad. Pedimos comida tradicional; seco de cabrito con frijoles, pato con arroz, jalea (fritura de pescado y marisco) buenísima!!, y chicha morada de postre. La cuenta 100 S/. (unos 23,80 € por comer 5 personas).
Después de llenar la andorga, parada en un cajero BCP para que el resto del grupo saque efectivo, nos metemos en un locutorio para llamar a Cristina, que todavía se encuentra en España para confirmar el horario de llegada de su vuelo y asegurarnos de que no ha habido variaciones. A continuación nos acercamos a un puesto de repostería típica de Perú, “El puntito Dulce”; probamos la mazamorra morada con arroz con leche, el arroz zambito, el suspiro limeño y el champú (postre caliente hecho con guanábana) y una especie de engrudo con trozos de frutas, todo por 12,50 S/. (unos 3 €)...y la verdad un poco raro... Paseamos por la zona y descansamos en un banco del Parque Jesús María. Es sábado por la tarde y gran cantidad de gente aprovecha para salir a la calle y relajarse. Tomamos un helado en uno de sus bancos, me siento en el respaldo del mismo y se me acerca un agente uniformado, perteneciente al “serenazgo municipal”, para llamarme la atención. Está prohibido hacer eso, así que me bajo inmediatamente.

Buscamos taxi para volver a Barranco, 12 S/. (unos 2,85 €). Ocupamos nuestra habitación, en la planta superior del hostal, con vistas al mar, dotada de tres literas y un baño propio con abundante agua caliente. El hostal es una casa enorme, de dos plantas, con el comedor, el hall, la cocina y el patio en la planta baja y una planta superior donde están la mayor parte de las habitaciones: en cada planta un ordenador con acceso a internet gratuito.

Queremos ir a cenar a “La Rosa Náutica” (http://www.larosanautica.com/), restaurante situado en Miraflores. Hablamos con Leonora, empleada del hostal, que amablemente nos hace la reserva por teléfono para las 21.30. A través de internet dejamos atado el hostal en Lima para nuestra última noche en el país, a la vuelta de la selva.

Antes de partir hacia “La Rosa Naútica” pasamos por un locutorio y hacemos unas gestiones telefónicas para encontrar alojamiento y contratar una excursión para el día siguiente en Ica. Lo dejamos cerrado.

Coger un taxi de Barranco al restaurante (ubicado en Miraflores) nos cuesta 10 S/. (unos 2,40 €) por llevarnos a los cinco. “La Rosa Naútica” es un famoso restaurante ubicado en un edificio fabuloso, al final del muelle histórico de la playa Costa Verde. Construido sobre una estructura que se erige unos 100 metros playa adentro, bajo la que discurren las olas, y adonde se llega caminando por un puente de madera. El restaurante emerge de las aguas apoyado en una red de pilotes, es realmente romántico, por si a alguien le interesa el dato... Tiene dos plantas y enormes cristaleras para que mientras comes aprecies el Pacífico y el barrio de Miraflores iluminado. Durante el día es posible observar a los surferos que tratan de cabalgar sobre las olas, pero creo que cenar es el mejor momento para hacerle una visita y comer con el olor y el sonido del oceano. La temática del restarurante, productos del mar. Recorremos los 100 metros del muelle a pie hasta llegar a la entrada del edificio.

Nada más acceder nos damos cuenta de que es un sitio dónde se mueve la gente de más nivel económico de Lima. Nos sentamos y pedimos un Pisco Sour (cocktail típico de Perú a base de pisco-aguardiente de uvas-, clara de huevo batida, zumo de limón, jarabe de goma y unas gotas de angostura y que nos acompañarán durante toda nuestra estancia en Perú). Está buenísimo, un digno competidor del famoso mojito cubano.... Cenamos una parrillada de marisco, ceviche de corvina, causa limeña con langostinos, conchitas parmesanas y chicharrones de calamares con salsa tártara y ají. Todo regado con vino de la tierra y de postre alfajores y chocolate helado. Todo para los 5 por 360 S/. (unos 85,70 €, 17,15 € por persona, de risa!!!!). El precio para lo que se estila en España, es ridículo porque el sitio, insuperable, y la comida, excelente, son de calidad superior.

Ahora toca coger un taxi de vuelta; los aparcacoches intentan vendernos el servicio por 30 S/. Paramos un taxi de los que pasan por la carretera de la costa y negociamos, 12 S/. (unos 2,85 €) por llevarnos de vuelta a los cinco a Barranco. Al llegar nos percatamos de que realmente estamos muy cerca de la zona de marcha nocturna del distrito. Oleadas de gente inundan la calle. Alberto y Nacho deciden darse una vuelta por el Pasaje Sánchez Carrión para comprobar el ambiente que reina en el lugar. El resto, cansados por el largo día, volvemos al hostal. Apenas a dos minutos andando del centro del meollo de la vida nocturna de Barranco, pero totalmente ajeno a ella, sin ruidos ni molestias para poder descansar.

En el hostal, Leonora junto a un grupo de huéspedes extranjeros toman Piscos y tocan la guitarra; nos invitan a tomar uno. Ya es demasiado para nosotros por hoy, nos vamos a descansar.

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