lunes, 22 de febrero de 2010

ISLA AMANTANI-ISLA TAQUILE-PUNO - Parte II

Domingo, 23/08/2009
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Desembarcamos en un pequeño muelle. La caminata comienza con unas rampas durísimas que vuelve a poner a prueba nuestra capacidad aeróbica. Desde esta vertiente de la isla observamos al otro lado de las aguas Amantani, donde hemos hecho noche. Un camino perfectamente empedrado nos conduce por el borde de la isla. Pasada la dureza del primer tramo la subida es más llevadera. El paisaje cambia y ahora apreciamos al fondo la parte boliviana del lago. Los picos nevados de la cordillera Real se recortan contra el azul del cielo, que parece fundirse con el lago en el horizonte. En las laderas que se descuelgan sobre el lago las terrazas o andenes de cultivo parecen suspenderse sobre el terreno. Sin duda la isla es bonita y sus paisajes increíbles, como sacados de un cuento.
A medida que nos acercamos a la plaza principal del pueblo nos cruzamos con isleños ataviados con la vestimenta típica. Lo que más nos llama la atención es que algunos hombres mientras caminan van tejiendo con agujas de punto. Llegamos al punto de encuentro, la plaza el pueblo, de forma rectangular. En uno de sus extremos un edificio que sirve de punto de venta a la cooperativa textil local. Podemos ver expuesta para la venta toda la gama de vestimenta típica de la isla. Subimos a la azotea del edificio para tener una mejor perspectiva del lado boliviano del lago. Más tarde a nivel de calle tomamos asiento en un muro de piedra que se erige enfrente de la orilla del lago que pertenece a país vecino, no podemos dejar de admirar el paisaje y esa pureza del ambiente.
Todo el grupo se reúne en el centro de la plaza donde Meneleo comienza con sus explicaciones. La isla tiene orígenes pre-incaicos y diseminadas por toda su orografía se pueden ver ruinas y restos arqueológicos que son fieles testigos del paso posterior la cultura incaica por estos lares. Esta isla fue una de las últimas localidades peruanas que capitularon frente a los españoles en el siglo XVI. Finalmente fue tomada en nombre del emperador Carlos V y eventualmente paso a la corte de Pedro González de Taquila convirtiéndose éste en su primer encomendador, de cuyo apellido se desprende hoy su nombre. Los españoles prohibieron la vestimenta tradicional incaica, por lo que los isleños tuvieron que adoptar la vestimenta campesina que hasta el día de hoy usan. Más tarde Carlos III, tiempo después, concedió Taquile a un inquieto industrial de Figueres que implantó allí, en el lago más alto del mundo, un taller de fajas y barretinas con la excelente lana de los rumiantes andinos. Aquí se explicaría el parecido de los gorros o chullos de los isleños con la barretina catalana.
Abandonamos el lugar y caminamos por las estrechas calles del núcleo urbano que más adelante dejan paso a zonas más abiertas. Las casas típicas de la isla están hechas de adobe y piedra, con tejados de paja y madera. Tienen patios dotados de asientos para departir con la familia y amigos. Meneleo nos muestra dos plantas curiosas por diferentes motivos. En primer lugar la flor Cantuta o flor del inca (de colores blanco, amarillo, rosado o rojo). Es la flor nacional de Perú y también en Bolivia. Su forma recuerda a la de los gorros típicos que visten los hombres de Taquile. La segunda planta que nos muestra es un arbusto llamado en quechua chukjo cuyas hojas se emplean como detergente.
Llegamos a la parte alta de la isla. Desde aquí se accede directamente al muelle donde desembarcamos tras descender por unas escaleras casi verticales compuestas por 540 escalones. Pero de momento no las recorreremos. Accedemos al restaurante donde vamos a comer. Pasamos a un terreno en su parte trasera donde Meneleo va a explicar las costumbres de la isla apoyándose en nativos y en diversos utensilios propios de su cultura. Nos sentamos formando un semicírculo bajo un sol que hace preciso el uso de protector solar. El “bloqueador” nos acompaña allá donde vayamos.
En Taquile la mujer viste blusas finamente bordadas y faldas multicapas. El talle es ceñido con un fino cinturón de color guinda. La cabeza y la cara son protegidas del sol por un largo manto negro. Los hombres usan un pantalón tejido de color negro, su camisa blanca es recubierta por un chaleco corto. Lleva además una larga faja bordada, cuyo tejido describe en forma simbólica propia de la isla, los eventos que han marcado la vida de la pareja. Finalmente el chullo o gorro finamente tejido permite diferenciar los hombres casados de los solteros. La forma como usa la cola del chullo señala si está buscando pareja.
Las mujeres hilan, los hombres tejen (lo hemos podido comprobar al cruzarnos con alguno), y así nos lo enseñan en una demostración que hacen para nuestro grupo. El gorro si tiene la punta blanca lo viste un soltero. Si es completamente rojo lo viste un casado. A medida que se gana posición en la comunidad el color y fisionomía del gorro varía; el máximo lugar en el escalafón es ser presidente de la comunidad. La forma de tejer los gorros es excepcional: tienen un punto tan tupido que incluso se pueden emplear para transportar agua sin miedo a que se filtre a través de la lana. La faja de los hombres tiene una función de sujeción lumbar que les permite cargar hasta 50-60 kilos sobre sus espaldas. En la isla no se emplear burros para el transporte de bultos, ni existen mascotas (ni perros ni gatos). Todo lo comentado hace de las prendas tejidas en Taquile las más finas y preciadas de Perú.
Ayudado por un nativo que recrea el proceso, Menelao nos explica como se machacan las hojas del arbusto chukjo para crear jabón natural. Comprobamos como al triturar las hojas y añadirles agua se consigue una solución espumosa. Con ella lavan un trozo de lana sucia y nos muestran el antes y el después, pudiendo corroborar como elimina la suciedad. Realmente curioso. La explicación continúa con Menelao mostrando algunos utensilios de labranza y la manera en que se usan. En la isla se vive de la agricultura cultivando papas en los andenes, el trabajo es físico y duro. Las fajas de los hombres aquí cumplen también su cometido. Una costumbre llamativa es que los hombres siempre llevan en la faja una bolsita con hojas de coca. Cuando se cruzan con otro lugareño o vecino se ofrecen las hojas como modo de iniciar una conversación y las mascan mientras tanto. Por otro lado se dedican a la pesca y el turismo últimamente supone una clara fuente de ingresos.
Menelao, con cierta nostalgia, nos confirma lo que intuimos. Las tradiciones se están perdiendo. Paneles solares han ocupado los tejados de algunas casas, teléfonos móviles, internet… Esta sociedad es fuertemente endogámica, rara vez se casan con gente ajena a la isla. Pero hoy en día los jóvenes no quieren permanecer allí y las nuevas tecnologías los distancian de sus ancestros y del modo de vida que ha perdurado durante siglos. 

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