lunes, 22 de febrero de 2010

CAMINO INCA (Día 2 - 11 Km.) - Parte II

Viernes, 28/08/2009
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Con ánimos renovados y con la vista puesta en el objetivo cargamos las mochilas a nuestras espaldas y tomamos de nuevo la senda. El paisaje cambia a los pocos minutos. Dejamos atrás la sombra proporcionada por la vegetación y el angosto cañón y pasamos a una zona abierta con el imponente paredón rocoso de una montaña a nuestra derecha. Nada nos sirve de parapeto frente a la luz solar directa. Sudamos, el esfuerzo físico nos obliga. Cuando alguna nube oculta el sol hace fresco, hay que ponerse el polar. Como era de esperar pronto volvemos a disgregarnos.
Esta parte del recorrido la hacemos cerca de los italianos. A veces ellos delante, a veces detrás de nosotros, dependiendo de las distribución de nuestras paradas para descansar. Las piernas no las notamos cansadas. El mayor hándicap en este tramo es la altitud, estamos haciendo el esfuerzo en el entorno de los 4.000 metros y se acusa, parece que falta el oxígeno. Mirar hacia atrás y ver el camino recorrido es increíble, apreciamos el desnivel superado y lo colosales que son las montañas que enmarcan la fotografía del paisaje, con el imponente nevado Huayanay de fondo. Tener la cima del paso tan cerca es un acicate.
Llegamos arriba del todo a las 12.00. Estamos sobre el collado conocido como paso de la “mujer muerta”, abra de Huarmihuañusca (4.215 m.s.n.m.). Su nombre en quechua significa literalmente “lugar donde la mujer murió”, y razón no le falta pues se trata del punto más alto de nuestra excursión. Antiguamente esta parte fue preferida por comerciantes y contrabandistas, por su difícil acceso. Este valle posee impresionantes parajes, de cielo claro y abierto, con una espectacular vista desde las alturas en esta zona virgen donde casi no hay huella del paso del hombre.
Nos tomamos las fotos de rigor con el cartelón que indica la altitud del punto. Hemos ascendido en toda la mañana un desnivel total de 1.100 metros, pasando de los 3.100 a los 4.215 metros de altitud. Desde este lugar se contemplan los dos valles que confluyen en la parte alta del paso. El viento sopla con fuerza al quedar la zona a la intemperie y desprotegida de su azote. Nos abrigamos para evitar un resfriado. A partir de aquí no hay mas camino que subir, solo nos queda iniciar el descenso. Como premio a nuestro esfuerzo, el camino nos ofrecerá bellas vistas; apreciaremos rústicos puentes, hermosas caídas de agua, y demás paisajes de fantasía.
Lino nos cuenta como el camino inca que estamos recorriendo no es más que una pequeña parte de un sistema de más de 30.000 kilómetros de caminos que integraron la vasta red del Tahuantinsuyo. Estas vías discurrían mayormente a lo largo de la costa y la sierra y en algunos casos alcanzaron la selva amazonica como es el caso del Camino Inca a Machu Picchu. Los caminos variaban en calidad y tamaño, tal es así que en las llanuras y serranías pueden ser de seis a ocho metros de ancho; mientras que en las montañas los pavimentos de grandes bloques de piedras promediaban el metro de ancho, pero eran mucho mas inclinados y así vencían la agresividad del escarpado terreno andino.
El imperio estaba altamente jerarquizado. El término "Inca" constituía un titulo, posiblemente nobel o una investidura, pero no una raza en sí. Se encontraba en la cúspide de la sociedad y era el máximo mandatario, mientras que el pueblo, que era la gran mayoría, constituía su base social. Para transmitir noticias y preciadas mercancías al Inca (emperador) se empleaban un sistema de mensajeros llamados “chasquis”. El chasqui (en quechua “chaskiq” significa “el que recibe”, “receptor” o “mensajero”) era un funcionario al servicio personal del Inca. Mensajeros que utilizaban un sistema de postas, eran jóvenes entre los 18 y 20 años, preparados físicamente desde su juventud para recorrer, los extensos caminos construidos por el imperio, pues de ellos dependía a veces que se suspendiera una acción militar a tiempo o llegaran los refuerzos en una batalla. Por informaciones históricas en las crónicas del Inca Garcilaso de la Vega (escritor e historiadorhispanoperuano, "Primer mestizo biológico y espiritual de América"), se establece que los “chasquis”, gracias a su velocidad y resistencia, eran capaces de transportar hasta Cuzco, pescado fresco desde la costa; cubriendo una distancia aproximada de 200 Km. en condiciones adversas tales como la altura que había que superar para cruzar la Cordillera de los Andes.

El guía nos da la orden de iniciar el descenso hasta el campamento en el que almorzaremos y haremos noche; éste es visible desde nuestra posición actual. No han llegado las uruguayas, pero no vamos a esperarlas más, nos alcanzarán allí. Aunque no tengamos que sufrir la dureza propia de la subida este tramo de bajada se hace igualmente complicado. Desde este punto y hasta Machu Picchu el camino inca conserva perfectamente el empedrado original. Los escalones, de pequeña huella y gran inclinación, nos obligan a zigzaguear mientras caminamos. Es necesario apretar las piernas y hacer uso de la fuerza de los cuádriceps para contrarrestar la inercia de las mochilas a nuestra espalda que nos impulsan de manera desmedida en el sentido de la marcha. Se deben extremar las precauciones al bajar, las rodillas sufren bastante y lesionarse una de ellas no es algo improbable.
Se agradece poder descender de manera pausada. La dificultad técnica del tramo concentra nuestra atención en la piedra que pisamos al caminar. En contraposición disfrutamos del paisaje. Ha variado notablemente.
El valle por el que circula la expedición es el valle de Pacaymayo; el paisaje de fondo relativamente distinto al observado hasta ahora con presencia de cactus y arbustos no vistos anteriormente. Montañas verdes, completamente cubiertas de vegetación llenan la línea del horizonte. Parece increíble, pero uno se llega a hastiar más de la bajada de la subida; no es un camino regular, las piedras maltratan la planta de los pies y se llega a preferir una ligera subida, para no tener que retener todo el peso propio y de la carga haciendo uso de las rodillas.

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