lunes, 22 de febrero de 2010

CAMINO INCA (Día 3 - 16 Km.) - Parte III

Sábado, 29/08/2009
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Phuyupatamarca se levanta hasta una altitud de 3.670 metros. Al llegar al paso la visión se abre a ambos lados y en la lejanía es posible divisar el pueblo de Aguas Calientes, sumido en lo más profundo de un valle, rodeado por montañas verticales. Se puede ver la bandera del Tahuantinsuyo (arco iris) ondeando en la cumbre de la montaña de Machu Picchu.

Visitamos las ruinas de Phuyupatamarca cuyo nombre en quechua significa “La ciudad sobre las nubes”, nombre que describe el enclave a la perfección porque durante la mayor parte del año las nubes se estancan por debajo de la gran meseta donde está ubicada la ciudad Este complejo arquitectónico está compuesto de plataformas y baños rituales que servían para ceremonias religiosas. Lo más sorprendente de este legado histórico es que posee un ingenioso sistema hidráulico que aun sigue funcionando a pesar de los siglos. Estas hermosas ruinas están en perfecto estado de conservación y armonizan con la naturaleza. Desde los altos podemos apreciar otros complejos arqueológicos como Intipata y Wiñayhuayna. Lino nos instruye con otra explicación sobre la vida en el antiguo imperio Inca.
La sociedad Inca, fue jerárquica y rígida. Existieron grandes diferencias entre las clases sociales, siendo estas diferencias respetadas por todos los habitantes del Imperio. Las clases jerarquizadas formaban una pirámide donde el Inca, con todo el poder, y que se encontraba en la cúspide, mientras el pueblo, que era la gran mayoría, constituía su base social. En el imperio existían dos linajes principales, Hanan Cuzco y Hurin Cuzco, de los cuales provenía el Sapa Inca o monarca. Cada vez que un inca moría había inestabilidad política entre estos dos linajes y la descendencia del último monarca por el poder. Cuando se instituía al nuevo inca, éste conformaba un nuevo linaje propio o “panaca”. Una de sus características que diferenciaba a la nobleza inca del pueblo era el enorme tamaño de sus orejas, causado por el uso de aros expansores.
El ayllu fue la base y el núcleo de la organización social del imperio Incaico. La palabra "ayllu" de origen quechua y aymara significa entre otras cosas: comunidad, linaje, genealogía, casta, género, parentesco. Puede definirse como el conjunto de descendientes de un antepasado común, real o supuesto que trabajan la tierra en forma colectiva y con un espíritu solidario. El ayllu, así, viene a ser una asociación cuyos miembros están unidos por un vínculo consanguíneo (real o ficticio), religioso, territorial y económico.
Las panacas eran linajes de descendientes directos de un inca reinante, excluyendo el sucesor y conservaban la momia del inca fallecido, al igual que sus memorias, cantares y pinturas en recuerdo del finado de generación en generación. Estas panacas reales, formaban, junto con los ayllus, la élite cuzqueña.
Permanecemos atentos a las explicaciones de Lino mientras nuestra vista recorre milimétricamente todo el panorama que ante ella aparece. Es imprescindible fijar el fotograma actual en la memoria porque merece la pena, es de ese tipo de cosas que nunca se olvidan; una espléndida vista del nevado Salcantay y de la cordillera de Vilcabamba. A partir de este punto descenderemos, de manera continua hasta el final de la jornada. Por delante una primera fase de bajada de 3.000 escalones. En ocasiones los tramos de las escalinatas ponen el pelo de punta. Escalofriante inclinación y anchura diminuta de los peldaños son sus señas de identidad.
Pasado el tercer y último túnel inca del día y de la caminata el descenso se torna más sencillo. Realmente atractivos resultas algunas fases de bajada constituidas por escaleras en forma de caracol que se pierden en la espesura de la vegetación. Inenarrables. Una calzada empedrada recorre el denso bosque tropical bordeando precipios. Nos reagrupamos pasado este punto según indicaciones de Lino; nos informa que más tarde encontraremos una bifurcación. Llegado ese momento decidiremos que ruta seguir. No sabemos a qué se refiere, más tarde lo comprobaremos.
El grupo se disgrega y lo agradecemos. La soledad es la mejor compañera para saborear estos momentos. Nadie nos adelanta y tampoco alcanzamos el paso de ningún compañero Esto nos permite contemplar con calma la vegetación y la fauna del lugar. Los sonidos emitidos por las coloridas aves entre las ramas de los árboles resuenan muy cercanas. Apreciamos el vuelo de varios colibríes, alguno de ellos se suspende en el aire mientras extrae el néctar de las flores. Solo por estas imágenes ha merecido la pena llegar hasta aquí.
 A la derecha del precipicio el río Urubamba se vislumbra profundo. Una central hidroeléctrica recluta la fuerza natural del torrente para la producción de energía. Alcanzamos un punto en el que el grupo, espera pacientemente sentado. Lino ha tenido que correr bastante para alcanzar a Alberto que marchaba el primero y poder darle el alto en la bifurcación. Por detrás de nosotros llegan las dos chicas guías con la pareja de uruguayas. Lino nos explica las alternativas: a la izquierda un camino algo más largo conduce a las ruinas de Intipata. A la derecha una ruta directa hasta el campamento. Mientras una de las guías acompaña al campamento por el camino corto a los más lentos (uruguayas) el resto tomamos el camino largo en busca del complejo arquitectónico. Lino nos confirma que el ritmo de las compañeras era demasiado lento y corrían el riesgo de que la noche se echara encima si hubieran venido con nosotros.

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