lunes, 22 de febrero de 2010

ISLA AMANTANI-ISLA TAQUILE-PUNO - Parte I

Domingo, 23/08/2009
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A las 06.15 am, con la claridad atravesando los ventanucos nos despertamos. No hemos pasado frío, tampoco hemos precisado ir al baño ni hacer uso de la bacinilla. Media hora después Hermenegilda nos avisa, el desayuno está listo. Al bajar a la cocina nos presenta a su esposo, Francisco. No le habíamos visto en todo el fin de semana, al parecer había estado fuera de viaje y había retornado hoy. El hombre nos saluda efusivamente. El desayuno consiste en panqueques o tortas con mermelada y un mate de muña.
Mientras damos cuenta de él charlamos con Francisco. Nos explica cómo comen pescado del lago en raras ocasiones y la carne la prueban una o dos veces al año con motivo de fiestas y celebraciones. Hablamos del clima de la isla, de la población que hay en España, comparamos tamaño de ambos países…Nos confirma que nunca han salido del lago, no conocen nada más allá de Puno. La platica resulta agradable y nos permite corroborar lo que pensábamos; gente sencilla y aparentemente noble, capaz de vivir en su mundo, aislados del resto de la humanidad. No parece que les vaya mal, parecen felices.
Hermenegilda ha calentado algo de agua y con la ayuda de un barreño nos aseamos y nos lavamos los dientes. Aparece Meneleo, que ha pasado la noche en nuestra casa, en la habitación contigua. Mientras nos lavamos entablamos conversación con él y le preguntamos por la forma en que reparten beneficios las agencias de viajes con los nativos. Nos explica que estos temas los gestiona el presidente de la comunidad a la que pertenecen nuestros anfitriones. Tienen un sistema de rotación de tal manera que todos los integrantes de ella reciben un reparto equitativo de turistas. Así obtienen un complemento económico que les ayuda a subsistir.
A las 07.40 Hermenegilda nos dice que hemos de partir. Nos despedimos de la familia, muy agradecidos por el trato que nos han dispensado y les deseamos suerte en la vida. Seguimos la estela de la menuda señora por el trayecto que nos lleva hasta el puerto. Se hace ameno, todo es cuesta abajo y la ruta es distinta a la empleada el día anterior. Nos deleitamos contemplando los paisajes y la vida en la isla; burros pastando tranquilamente, torrentes de agua entre lechos de piedra…Al llegar al embarcadero nos damos cuenta de que somos los últimos. Nos reunimos con nuestros compañeros.


Tras despedir a nuestras “mamás” adoptivas en estas horas embarcamos. Practicamos el equilibrismo, pasando de cubierta en cubierta hasta alcanzar nuestra embarcación. Ponemos rumbo a Taquile, nos llevara una hora de navegación.
Dejamos atrás la isla de Amantani, agradecidos por haber vivido una experiencia que nos ha acercado a gente humilde y que tiene otras preocupaciones en la vida, seguramente más perentorias que las que podemos tener todos en nuestro día a día. Y aún así encaran la vida con un optimismo y un entusiasmo digno de mención. Su actitud es más que admirable.
Aprovechando el vaivén del barco Meneleo nos cuenta el plan que hay diseñado para cuando arribemos a Taquile. Haremos una caminata, cada uno a su ritmo, bordeando la isla que nos llevará una hora y media. Después de eso nos reuniremos en la plaza central del pueblo. Taquile es la segunda isla en extensión (después de Amantani) de la parte peruana del lago. Cuenta con una población aproximada de 2.000 habitantes. La villa principal se encuentra a 3.950 msnm y el punto más alto de la isla llega a los 4.050 msnm. Los isleños son de etnia y lengua quechua y de adoptaron la religión católica armonizándola con sus creencias ancestrales sobre la Madre Tierra (Pachamama), principal deidad andina que controla la fertilidad y las cosechas (a cambio de esto se hacen ofrendas varias veces al año).

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